Anegados en làgrimas los ojos
Yo la contemplo inmòvil desde el suelo
Hasta que el rechinar de los cerrojos
La hace aturdida huir.
La funeral sonrisa me saluda
Del solo ser que con los muertos vive,
Y me presta su mano àspera y ruda
Que un fèretro va à abrir.
Perdon! no escuches Dios mio
Mi terrenal pensamiento!
Deja que se pierda impio
Como el murmullo de un rio
Entre los pliegues del viento.
Por que una imàgen mundana
Viene à manchar mi oracion?
Es una sombra profana
Que tal vez serà mañana
Signo de mi maldicion.
Por que ha soñada mi mente
Ese fantasma tan bello?
Con esa tez transparente
Sobre la tranquila frente
Y sobre el desnudo cuello.
Que en vez de aumentar su encanto
Con pompa y mundano brillo,
Se muestra anegada en llanto
Al piè de altar sacrosanto
O al piè de pardo castillo.
Como una ofrenda olvidada
En templo que se arruinò
Y en la piedra cincelada
Que en su caida encontrò
La mece el viento colgada.
Con su retrato en la mente,
Con su nombre en el oido,
Vengo à prosternar mi frente
Ante el Dios omnipotente
En la mansion del olvido.