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THE CORONADO EXPEDITION, 1540-1542
[eth. ann. 14

After the friars had gone, the general, fearing that they might be injured if people were carried away from that country to New Spain, ordered the soldiers to let any of the natives who were held as servants go free to their villages whenever they might wish. In my opinion, though I am not sure, it would have been better if they had been kept and taught among Christians.

The general was very happy and contented wheu the time arrived and everything needed for the journey was ready, aud the army started from Tiguex on its way back to Cibola. One thing of no small vote happened during this part of the trip. The horses were in good coudition for their work when they started, fat and sleek, but more than thirty died during the ten days which it took to reach Cibola, and there was not a day in which two or three or more did not die. A large number of them also died afterward before reaching Culiacan, a thing that did not happen during all the rest of the journey.

After the army reached Cibola, it rested before starting across the wilderness, because this was the last of the settlements in that country. The whole country was left well disposed and at peace, and several of our Indian allies remained there.[1]


    para Quivira con Audres del Campo, dobados indiznelos y el muchacho mestizo: llegó á Quivira y se postró al pie de la cruz, qne halló en donde la habia colocado; y con limpieza, toda la circunferencia, como lo babia encargado, de que se alegró, y luego comenzó a hacer los oficios de padre maestro y apóstol de aquellas gentes; y halláudolas dócllos y con buen ánimo, se inflamó au corazou, y le pareció corto número de almas para Dios las de aquel pueblo, y trató de ensanchar los senos de nuestra madre la Santa Iglesia, para que acogiese á cuantos se le decia haber en mayores distancias.

    "9. Salió do Quivira, acompañado de su corta comitiva, contra la voluntad de los indios de aquel pueblo, que le amaban como á su padre, mas á una jornada le salieron indios de guerre, y conociendo mal ánimo de aquellos bárbaros, le rogó al portugues, que pues iba á cahallo bnyese, y que en en conserva llevase aquellos douscos y muchachos, que como tales podrian correr y escaparse: hicléronlo así por no hallarse capaces de otro modo para la defensa, y el bendito padre, hincado de rodillas ofreció la vida, que por reducir elmas áDios teuia sacrificada, logrando los ardientes deseos de an corazon, la felicidad de ser muerto flechado por aquellos indios bárbaros, quienes le arrojaron en un hoyo, cubriendo el cuerpo con innumerables piedras. Y vuelto el portugues con los indizuelos á Quivira, dieron la noticia, la que sintieron mucho aquellos naturales, por el amor que tenian á dicho parlre, y mas lo sintierau si hubieran tenido pleno conocimiento de la falta que les hacía; no sabe el dia de su muerte, aunque si se tiene por cierto baber sido en el año de 542: y en algunos papeles que dejó escrita D. Pedro de Tovar en la villa de Culiacan, se dice que los indios habian salido á matar á este bendito padre, por robar los ornamentos, y que babla memoria de que en su muerte de vieron grandes prodigios, como fué inundarse la tierra, verse globos de fuego, cometas y oscurecerse el sol.

    "10. . . . Del padre Fr. Juan de la Cruz, la noticia que se tiene es, que despues de haber trabajado en la instruccion de los indios en Tigües y en Coquite, murió flechado de indios, porque no todos abrazaron su doctrina y consejos, cou los que trataba detostasen sus bárbaras costumlires, aunque por lo general era muy estimado de los caciques y demas naturales, que babian visto la veneracion con que el general, capitanes y soldados le trataban. El padre Fr. Luis de Ubeda se mantenia en una choza por celda ó cueva, en donde le ministraban los indios,con un poco de atole, tortillas y frijoles, el limitado sustento, y no se supo de su muerte; si quedó entre cuantos le conocieron la memoria de su pefecta vida."

    When the reports of these martyrdoms reached New Spuin, a bumber of Franciscans were fired with the zeal of entering the country and carrying on the work thas begun. Several received official permission, and went to the pueblo country. One of them was killed at Tiguex, where most of them settled. A few went on to Cieuye or Pecos, where they found a cross which Padilla had set up. Proceeding to Quivira, the natives there counseled them not to proceed farther. The Indians gave them an account of the death of Fray Padilla, sud said that if he had taken their advice he would not have been killed.

  1. Antonio de Espojo, in the Relacion of his visit to New Mexico in 1582 (Pacheco y Cardenas, Documentos de Indias, vol. xv, p. 180), states that at Zuñi-Cibola, "hallamos tres indios cristianos qne se digeron llamar Andrés de Cuyacan y Gaspar de México y Anton de Guadalajara, que digeron haber entrado con Francisco Vazquez, y reformándolos en la lengua mexicana que ya casi la tepian olvidada; destos supimos que liahia llegado alli el dicho Francisco Vazquez Coronado."