aunque usted la vea así fea,
ésa a luperón ajó;
ya la avena me faltó
y no la puedo tener.
Polo dijo: — ¡Qué pastel!
Se fué al caño y se le ahogó.
84.
Tú sola no eres mujer
porque te das tanto puesto.
¡Ave María, que elemento!
si cres que te voy a querer.
Me encuentro ser elegante
y de buenas apariencias;
tengo mucha inteligencia
y a ti no puedo amarte;
prefiero mejor que antes
para mí no haya mujer;
se acabó este padecer
que mi corazón tenía,
y digo con alegría,
tú sola no eres mujer.
Así parezca una diosa
más linda que un cromito
no pico, porque no pico,
aunque estés entre las rosas;
porque yo he visto a otras
según mi conocimiento,
te digo en el pensamiento
qué bueno es despreciar;
y si te vine a enamorar
porque te das tanto puesto.
Eres un capitalista,
y tienes mucho dinero,
pero eso yo no lo quiero
aunque a los hombres conquistas;
para mí no estás bonita,
te lo digo en los momentos,
yo te miro y te contemplo
pero no te pongo amor,
y dice mi corazón:
¡Ave María, qué elemento!
Hablando de las mujeres,
en fin, no te quiero a ti;
tú no me quieres a mí
que el mismo derecho tienes,
porque tú no me convienes
así parezcas un vergel,
porque suelo tener
otra más estimada,
y te encuentras engañada
si cres que te voy a querer.
85.
Plancha, plancha, planchadora,
cajita de mi remedio;
ven búscame peso y medio
para yo pasearme ahora.
Plánchame el pantaloncito
y mi gabancito blanco,
que voy a pasear al campo
donde hay una gran reunión;
tú no pierdas la ocasión
no dejes pasar la hora
si alguno viene y te azora
y te dice que no es cierto;
traeme dos pesos completos,
plancha, plancha, planchadora.
Plánchame bien la camisa,
aquélla de diez posturas,
que me visto de figura
y deja correr la brisa;
si alguna viene y te avisa
dile que es necio y soberbio,
y si se pone muy serio
tú no le sigas mirando;
sigue, mi vida, planchando,
cajita de mi remedio.
Búscame la camiseta,
aquélla de veinte rolitos,
que me visto muy bonito
para pasear con Enriqueta;
mis zapatos de chanabeta,
únicos de mi remedio,
me los compondrá Eleuterio
y tú los vas a pagar,
y para yo ir a pasear
ven, búscame peso y medio.
Plánchame el pantaloncito
que el domingo me quité,
hoy me lo pongo otra vez
porque son frescos y sencillos;
son aquellos amarillos,
búscalos en esta hora;
el calcetín me devora
los callos, piso muy fuerte;
anda, ve tráeme el billete
para yo pasear ahora.