De noche nació
el Verbo divino
y de noche mismo
María lo fajó;
y se arrodilló
a la raíz de un pino.
¡Válgame María,
válgame José!
¡qué me valgan las tres
divinas personas!
¡me valga el Verbo divino,
válgame el camino
que María pasó,
y que me dé a Dios
a la raíz de un pino![1]
Señor tocador,
tenga la bondad
de no tocar mas
si me hace el favor;
tenga usted el honor
y el merecimiento,
aguarde un momento
en lo que nos vamos;
arriba subamos
para el instrumento.
Yo soy corre costa
desde que nací;
no hay quien dé de mí
una mala nota;
al pueblo le consta
que yo soy honrado,
que no soy tirano,
que yo se querer;
ingrata mujer
estírame la mano.
Mi primer amor
una Juana fué,
una Encarnación,
y otra Salomé;
de aquellas quedé
muy escarmentado;
hace más de un año
no voy a su casa;
ahora en esta Pascua
vuelve mi persona,
llevando aromas
de una rosa blanca.
199.
San Pedro y San Juan
con Jesús andaban;
ellos predicaban
el bien y el mal;
para así alcanzar
algo del poder;
llegan a Belén
y allí se paraban,
en lo que predicaba
el Dios de Israel.
Vemos el movimiento
de todas las plantas
y con arrogancias
de aquel firmamento;
se llegó el momento
en la tierra nacer
con aquel poder;
aquí en lo infinito
que le llamó Cristo
el Dios de Israel.
Cuando nació el niño
dentro del pesebre
y los serafines
bajaron a verlo,
pues dicen que vieron
a un gran poder,
a María también.
El predicaba,
del cielo bajaba
el Dios de Israel.
Despues que nació
tomó su destino
de irse predicando
por campo florido.
El fué perseguido
de Herodes también
por quitarle a El
para que no existiera,
y así fue la prueba
al Dios de Israel.
Cuando lo cogieron
a Dios prisionero
para crucificarlo,
María, su consuelo,
- ↑ Five verses too many.