Por ti, ángel querido,
me hallo padeciendo
por ti estoy sufriendo
y en penas metido;
por ti estoy creído,
metido en campaña
con las artimañas
de mi alma inmortal,
mal me has de pagar;
gimen las montañas.
216.
Puerto Rico libre,
Cuba independiente;
el americano
se mostró valiente.
El gobierno hispano
ya se retiró,
la America plantó
su pabellón galano;
el americano
aquí es preferible
contra los terribles,
los inquisidores;
quedó lleno de flores
Puerto Rico libre.
Pueblo te has salvado
de la nación ibérica,
hoy vino la América,
libertad te ha dado
y por ti han luchado
tus hijos valientes;
dando siempre al frente
a España venció
y por fin quedó
Cuba independiente.
Aquí ya se ha visto
lo que se ignoraba,
que por fin quedara
libre Puerto Rico.
Se acabó el conquisto
de bárbaras manos,
se acabó el tirano;
todo se acabó
desde que llegó
el americano.
Esto dice España:
— No tengo vapores,
ni tengo dinero,
por ser traicioneros
mis hijos traidores,
por abusadores
y tanta maldad.
Puerto Rico está
lleno de rubillos,
pero del bandido
se fue la igualdad.
— Me veré nombrada
metida en empeño
porque mi gobierno
me tiene arruinada. —
Esto dice España
al republicano.
— Perdí los cubanos
como se halla escrito.
Y dice Puerto Rico:
— Soy americano.
Querido país,
¡qué casualidad!
que la libertad
te cobija a ti;
no volverá aquí
el gobierno hispano;
era muy tirano.
¡qué nos iba a gustar!
Y nos vino a salvar
el americano.
Adiós españoles,
verdugos de ayer,
no pueden volver
a estos rededores;[1]
esos malhechores,
esos imprudentes,
no fueron decentes.
Adiós, que nos vamos,
y el americano
se mostró valiente.
217.
En tus puertas estoy,
mándame a subir;
si no me recibes,
me tendré que ir.
216. See notes to No. 204.
- ↑ Alrededores.