Tu grato color
me hace sonreír,
un bello jazmín
bianco y encarnado,
y su mismo agrado
me ha hecho venir.
En la primavera
florecen los campos,
una voz me alegra,
es su dulce canto.
Pero en vuestro campo
belleza y primor,
es dulce una flor
de gratos perfumes,
en la inmensa nube
su grato color.
223.
Yo soy el canario,
de gratas canciones;
de demostraciones
me hallo rodeado,
que canto en los prados
con pena y dolor,
porque ya mi amor
se halla despreciado,
y digo llorando:
— Ven, traeme una flor.
Yo soy el turpial
de muy grata senda,
que me ban encerrado
sin yo tener pena.
Hasta una cadena
arrastro por castigo.
¡Qué crueles martirios
pasé por tu amor!
Como desgraciado
procuro una flor.
Con voces de amor
a los de mi agrado
les brindo canciones,
me dan aguinaldo.
Como desgraciado
contemplo en mi senda
encerrado en rejas;
ven, traeme una flor.
Si usted es una flor
y yo el jardinero,
usted es mi consuelo
yo su defensor.
Se viste de honor,
no puedo venir
sin yo conseguir
de vos un agrado,
pidiendo aguinaldo
vengo a este jardín.
Yo le doy cautivo
según lo merece;
las camelias crecen
y el cándido lirio,
y yo me despido
de ti linda flor.
Hasta el ruiseñor
trina en melodía;
doy la despedida
en pos de una flor.
224.
Palito copioso,
tan reverdecido,
¡qué triste se halla
el corazón mío!
Triste y afligido
mi corazón se halla,
porque las murallas
se han hecho sin fin,
en verme sufrir,
querida del alma.
Mañana me voy
para mi retiro;
siento no llevarme
la prenda que estimo,
pero vuelvo y digo
que fué aconsejada
por una que estaba
allá en el hogar,
en verme penar,
querida del alma.
Centurión Cornelio,
yo traía dos
y se me perdió
la vuelta de esmero.
223. This composition shows some resemblance to No. 222, some final verses being identical, but they came in separate note-books as separate décimas.